Sexualidad: un reflejo de tu luz de conciencia

La sexualidad vive por doquier. En nuestra genética y en nuestro medio-ambiente social se mantienen perennes pulsiones y estímulos a nuestro placer y a la unión con algún prójimo. La energía sexual es tan poderosa que, todo lo que hacemos y sentimos, de alguna u otra manera, contiene un trasfondo de índole sexual, símile esto del manejo e interacción interna de las polaridades dentro de nosotros: masculino/femenino, padre/madre, yin/yang, o el nombre que se le quiera poner.

¿Ya leíste o recuerdas nuestro artículo sobre los 7 chakras? Éste término ‘chakra‘ se utiliza cada vez con más frecuencia para visualizar las distintas dimensiones de conciencia que conforman nuestro ser, o al menos a aquellos a los cuales el común denominador humano tiene acceso, de igual manera que nuestros ojos sólo perciben cierto rango del espectro de luz, e incluso son asociados a colores en el orden del arcoiris.

La sexualidad entonces, suele asociarse al segundo chakra primordialmente: a la energía, fuerza vital y sensualidad, el sentido del gusto y los deseos. Si bien éste es el centro principal de tal energía, si vamos a un nivel más profundo y aún humano, la sexualidad -como juego de polaridades- se encuentra participando en muchas otras dimensiones del ser. La interacción familiar, los gustos y preferencias, actitudes y rasgos de personalidad, aún sin tener aparentemente vínculo alguno con este ámbito de la vida, en verdad es muy influida por ella.

Además, a nivel de lenguaje corporal y psiconeuroinmunología -estudiando los ‘mensajes del alma‘- podremos ver como la fisiología del organismo corrobora estas interrelaciones que adelantamos, pues la salud sexual repercute y al mismo tiempo es influenciada por muchos más factores que las mismas gónadas o la diferenciación de género.

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Sexualidad y seguridad

Uno de los factores principales que influyen en la calidad de la vida sexual y sentimental es la seguridad que el individuo siente en relación a sí mismo. La dimensión del sexo es una de las más densas que manejamos como humanos y está muy vinculada a las sombras personales, a aquellas emociones e incluso traumas que quedan desde la infancia y juventud. Al encontrarnos con alguien sexualmente, literalmente, nos desnudamos ante tal persona. Por ende, el simple hecho de tomar consciencia de a quién atraes y a quién buscas, es un claro reflejo de qué buscamos para nosotros mismos. Con quién queremos compartir nuestro ser, y de la manera en que esa realmente produzca placer más que culpas y sufrimiento, son fenómenos que demuestran el amor o rechazo que tenemos a nosotros mismos en la intimidad, en nuestro contacto interior.

Seguridad en hombres

En el caso del hombre, es él quien debe brindar seguridad y sustento al hogar. Aquel que con su determinación permite romper obstáculos para guiar a sí mismo y a su familia en momentos difíciles. En el caso ideal, el hombre es fiel y da todo por su mujer, quien es una proyección del amor a sí mismo, y sabe ser lo suficientemente empático emocionalmente para escucharla y así en el acto sexual poder encenderla al clímax, a la par de su propio placer fisiológico y del enaltecimiento de su autoestima.

Ahora, cuando no funciona de tal manera, se pueden percibir diversas aproximaciones a algunos problemas. En caso de un hombre infiel, puede éste mantener un gran ideal hacia la figura de su madre, de quien aún no se suelta lo suficiente, y por ende ninguna mujer le satisface ni complementa por largos períodos, pues aún se encuentra ‘ocupado’. Esto emerge en la paradoja, pues niños desatendidos por su madre, también irán de flor en flor más no le es fácil la estabilidad que brinda una mujer que apoye pues nunca la conocieron.

El otro polo es aquél hombre que ya está enamorado de una mujer distinta a su madre -o al menos considerablemente-. Mientras no se sienta dispuesto a cerrar ciclo y enamorarse de nuevo, sabrá en su interior que seguirá inconforme. Podrá sentirse culpable, pero esa culpabilidad no hará más que ahondar el problema, pues la culpa es sinónimo de la falta de toma de conciencia, que es lo que en verdad se necesita para salir de la oscuridad. De esta forma, su nueva mujer nunca podrá sentirse completamente segura y el desempeño sexual se verá afectado. Incluso a nivel económico -otra dimensión de la seguridad- este hombre inseguro difícilmente tendrá una proyección interesante de qué quiere y decaerá fácilmente ante los desafíos.

Seguridad en mujeres

En el caso de las mujeres, la seguridad y la sexualidad se manifestarán a través de la verdadera empatía y voluntad de contener y elevar a su hombre en los momentos tanto positivos como adversos. En caso de encontrarse con un hombre demasiado ofensivo o violento -y de forma no consensuada o fuera del placer por sadomasoquismo-, deberá darse cuenta del error y de la imperante decisión a tomar de alejarse del mismo, y no esperar ‘a que cambie’, pues aunque la pareja vaya a cambiar; sinceramente en estos casos se esconde algún trámite o dependencia, si no económica, emocional. Una relación de miedo para mantener otros miedos aún más profundos.

También está el caso de las mujeres que son demasiado exigentes para conseguir una pareja. Se dice que buscan un hombre ‘ideal’ y no uno ‘real’. Dicha idealización es generalemtne por una figura del padre demasiado altruista y narcisista que a la hija todo le cumple y satisface. Sin embargo, tanta idealización suele esconder sombras y temores -como infidelidad hacia la madre o abuso- que el inconsciente (icc) recuerda en cada momento al ver a un hombre y entonces los rechaza a la gran mayoría, aún cuando se cruce con alguien que le atraiga bastante, pues su miedo resucita. Si el hombre llega a entrar, la dama podrá mantenerse inconforme u orgánicamente presentar frustración para encontrar el orgasmo, pues el cuerpo sigue siendo influenciado por dicho miedo y resistencia.

Una voluntad despierta y su papel en la sexualidad

Una vez la seguridad se ha establecido o se ha mejorado, es necesario proyectar lo que se quiere y con ello sincerarse, sobre qué siente con respecto a su sexualidad y a su interés por una u otra persona. En el caso del hombre, mientras mejor se encuentra alineado a su sueño y lo que realmente desea para su vida, de la misma manera se encontrará determinado a conquistar y mantenerse con la mujer que escoja, siempre y cuando ésta no ejerza un papel más de obstáculo que de soporte y elevación para la felicidad del mismo.

En el contexto del encuentro sexual, esta determinación -cuando es real y no fingida- se asocia psicosomáticamente a una irrigación sanguínea más potente, llevando esto a una erección mucho más fuerte y a una mejor oxigenación celular y estado de salud en general, que se traducirá en un mejor desempeño en la cama (o donde quieran que lo hagan).

En las mujeres, la responsabilidad recae en reconocer su propia voluntad y sueños de igual manera. Las mujeres suelen no ser tan determinadas o lineales como los hombres, pero suele ser necesario algo de ello para que realmente pueda comprender y acompañar a su esposo o pareja en las situaciones que lo ameriten, pero al mismo tiempo respetar su individualidad como mujer, así como reconocer sus preferencias en el sexo.

Una voluntad despierta es muy importante en ellas ante el problema de fingir orgasmos o no. Una mujer autodeterminada, sabe que merece disfrutar placer en el sexo y de no conseguirlo, debe meditar en la lección que esto le puede estar dando sobre sí misma y desde ahí poder avanzar a un cambio, sea con su pareja o no. Ahora, a nivel de in-fidelidad, las mujeres deben ser conquistadas y atendidas constantemente. Sino, por más que hayan tenido la intención de ayudarte y amarte, podrás encontrarte un día con la sorpresa de que en verdad quería más.

En fin, ahora puedes darte un poco más de cuenta de los mensajes que la salud sexual pueden tener para ti, la información que puede brindarte sobre tu pareja u otros, y las posibles causas a atender para cambiar o no los resultados desagradables que puedas tener en el presente. Esto es porque en el camino de despertar espiritual, utilizamos todo para aprender.

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