Cuerpo, emociones y mente son parte de un todo. Acá continuamos explicando su funcionamiento y soluciones para una vida mejor.
En uno de nuestros anteriores posts del blog, comenzamos el tema de cómo las emociones del Miedo y la Alegría influyen en tu salud física e integral. Resaltamos que todas estas emociones -junto con las que ahora comentaremos- son necesarias para vivir plenamente, pero causan desequilibrio cuando dejamos que opaquen nuestra conciencia o cuando nos deprimimos al olvidarnos de cómo canalizarlas. En esta publicación abordaremos las otras tres emociones básicas que prometimos: la rabia -o ira-, la tristeza y el amor y que quedaron por abordar.
¿Rabia o valor?
La rabia o el coraje, es una de las emociones que puede dejar más fácilmente un impacto agresivo en la otra persona, objetos e incluso en sí mismo. Suele definirse como aquella emoción que nace de la molestia o inconformidad ante un fenómeno o situación en particular, y produce una actitud de determinación de lograr algún objetivo o producir un cambio sobre dicha situación, si la persona se mantiene suficientemente enfocada. Esta emoción es necesaria y positiva para superar obstáculos o ir más allá de donde los miedos del ego o los demás suelen pensar que puedes llegar. Cuando la voluntad que da origen a estas acciones de coraje es noble (no se debe a egocentrismos con una impotencia que se trata de ocultar), se logran cambios maravillosos que transforman vidas y diluyen ilusiones. Por eso, no es una cualidad del ser humano de la cual debamos sentirnos avergonzados, por más que muchos la vean negativa.
El problema surge cuando este tipo de emoción produce reacciones impulsivas y coléricas desmedidas, en el cual el individuo pierde la noción de sí mismo y las cosas prioritarias a defender, trayendo como consecuencia, más daños innecesarios que victorias. Esta ira disfuncional no nace entonces del valor sino todo lo contrario, del miedo (insano y crónico) y como una reacción de defensa del propio ego por mantener la neurosis en el sujeto. El estilo de vida civilizado de la actualidad, caracterizado por poca descarga psicofísica (en este artículo otro te explicamos la importancia del ejercicio), facilita que esta emoción aparezca de forma destructiva, pues la energía se acumula y luego, ante la oportunidad de liberarla, le cuesta regular la hostilidad en sus actos. A esto también se le suma la violencia transmitida a través de dibujos animados y medios de comunicación, así como en la familia, que influye en las nuevas generaciones, al distorsionar su percepción del uso de la agresividad.
[gravityform id=»6″ title=»true» description=»false»]
Cabe recordar que, los sentimientos vergüenza y culpa, son considerados formas pasivas de hostilidad, pues el sujeto guarda rencores a través de los cuales se auto-agrede, sea consciente o inconscientemente. De esta manera, la persona se desvaloriza a sí misma, apagando su potencial y viviendo del brillo y las decisiones de otros que viven con mayor ímpetu, incluyendo los demasiado impulsivos (el otro extremo que acabamos de mencionar).
Cuando existen desajustes con esta emoción sin resolver y que se asientan en el cuerpo, los síntomas y patologías más comunes se presentan, en primer lugar, en el aparato digestivo, con problemas como reflujo, gastritis, úlceras gástricas y enfermedades de hígado, páncreas e intestinos. Una persona excesivamente colérica suele presentar también tensión arterial alta y aumento en el riesgo de accidentes cardiovasculares. Suelen recurrir además, a distintos vicios que empeoran sus condiciones, pues los necesita para calmar la ansiedad y el exceso de energía, ya que pierden el control de sí mismos y de sus acciones (vive ‘caliente’ y dicho fuego escapa de su control).
Para solucionar este problema, ya seas uno de los coléricos o de los avergonzados, es necesario que abras un espacio y tiempo de tu vida a definir qué quieres, tomar más en serio tus decisiones y sus consecuencias y colocarte metas que induzcan al cambio verdadero. Una forma de saber qué tan asertiva es tu forma de expresar la rabia es recordar qué tan consciente puedes mantenerte cuando te molestas. En el caso de la timidez, sincerarte sobre qué tan pacífica o ruidosa se mantiene tu mente al ver (o recordar) algo que te molesta y a lo cual no reaccionas(te). En este post en nuestro blog comentamos algunas poderosas herramientas para corregir tu voluntad y canalizar tu fuego interno sin perder tu libertad.
Tristeza y comprensión
La tristeza, otra emoción desvalorada. Esta es caracterizada por la sensación de desánimo y el dolor, y entre sus signos comunes se encuentran el llanto y la introversión. Conlleva a la reflexión y la aceptación de un problema que no pudo ser resuelto y que tuvo consecuencia afectando la sensibilidad individual. Aunque estos momentos de dolor pueden evitarse (y es la tendencia sana), esta emoción es importante pues permite asegurarte que reconoces los sentimientos que te hacen y fortalecen como humano, tanto en las alegrías como en los momentos de dificultad. Recuerda que no somos perfectos (o no nacemos con la conciencia de lo perfecto) y es normal y hasta necesario tener tropezones en la vida y reconocerlos, en el camino de reencuentro con nuestro Ser. Además, pasar por esta emoción te facilita ponerte en los zapatos de otros que puedan encontrarse en momentos de tristeza, siendo un facilitador en la mejora de su estado de ánimo, pues puedes ayudar a vislumbrar la luz en su tormenta. En otras palabras, mantiene vivo el poder de la compasión y la comunicación de alma a alma.
Ahora, la tristeza puede salirse de las manos y perder su función para tu bienestar cuando no usamos la conciencia para admitir y enfrentar la fuente del dolor. Luego todo empeora cuando se combina con la culpa, cayendo la persona en un remolino de martirio crónico al creerse merecedora de ese dolor, que termina convirtiéndose en sufrimiento: melancolía y depresión.
Muchas personas en la sociedad actual, están más deprimidas de lo que aparentan; no sólo emocional sino también físicamente, y la ocultan a través de los vicios, las bebidas y formas de dañarse a sí mismos, aumentando el dolor cada vez más. Cuando la tristeza se hace síntoma, se convierte en dificultad para respirar profundo, tensión en los músculos de tronco y espalda media. La depresión -junto con el sedentarismo, frecuente en muchos melancólicos- debilita al sistema inmunológico, haciendo a la persona más vulnerable a infecciones y enfermedades crónicas como el cáncer.
El film animado Inside Out de Pixar y Walt Disney Pictures, ayuda a descubrir el valor de la tristeza y la inteligencia emocional.
[su_youtube url=»https://www.youtube.com/watch?v=5E-PewbT3Ys»]
Amor: del romanticismo a la pasión por lo que haces
El amor, antes que sólo romanticismo, es la raíz de una vida feliz. Es el motor principal de las acciones más elevadas y, en su forma más pura, es la energía que se encuentra en cada célula y cada partícula que existe. Lo que nos conecta. Un día a día en amor consciente mantiene la felicidad y la conexión con lo que nos rodea desde la compasión, al vislumbrar que todos son extensiones y reflejos de ti mismo. Alguien que elude esta gran fuerza, se vuelve egoísta o se sacrifica de más por otros, pero no logra ser feliz debido a que -aunque diga lo contrario- hace tantas labores al prójimo por necesidad de reconocimiento. No desde una auto-compasión, pues ahí aprendes que sólo puedes dar lo que sabes que tienes o forma parte de ti. Para mantener este aspecto en equilibrio, es necesario cuidar todo lo que tenga que ver con respiración y oxigenación celular. Por ende actividades como Yoga, Taichi, entre otros ejercicios pueden ser increíblemente beneficiosos para el corazón y tu dimensión emocional.
En cuanto al amor romántico, o aquel amor de pareja; es una emoción básica necesaria para la supervivencia y cuidado de la especie. El vínculo entre dos personas que se quieren y buscan mantenerse juntas, guarda la razón evolutiva de seleccionar al considerado el más apto/apta y trabajar en conjunto para un hogar firme y una descendencia saludable y de calidad. Aunque esta verdad suela verse como un mundo elevado y sentimental, tiene todo un trasfondo bioquímico comprobado. El ser humano, si bien está diseñado con la posibilidad de ser monógamo (fiel a una pareja), también puede recurrir a desear otras personas o cambiar de pareja, ya sea por inconformismo con la actual (ya no la considera la más apta o la persona misma cambia demasiado) o por condicionantes psicológicos presentes, por lo general desde que seleccionó a la pareja actual y que lo predispone a una actitud infiel. Dicho tema (psicología de la infidelidad) sería extenso y digno de una publicación exclusiva sobre él.
Ahora, muchas personas suelen hacerse adictas a relaciones tóxicas debido la la falta del primer amor que mencionamos, que debe iniciar consigo mismo, y a través del cual no necesita de un otro para su felicidad, sino que lo ve como un compañero/compañera con quién compartir tal dicha, más allá de la imagen y apariencias. He ahí la importancia del cultivo de la autoestima, la auto-compasión y la madurez del resto de las emociones para asegurar un hogar feliz, ya sea en soledad y en compañía.
Alzentro y los detalles que el Universo te brinda cada día, siempre están presentes para recuperar y mantener ese equilibrio que necesites en tu vida, ir más allá de los dolores de la inconsciencia y recuperar la felicidad verdadera que nace de tu alma.